Lo que se denomina como muestra de una población no constituye un dato preciso como lo que se pretende obtener con las mediciones de audiencias, que es el resultado de un universo que es consumidor mediático por excelencia, así no habría ningún problema pues se obtendría un censo total de la población que es lo ideal, pero esto no es posible.
Esta tarea sobre la medición
de audiencias es un proceso complejo, por eso en este ámbito consolidan el
concepto de "audiencia construida" que es aquella que resulta de las
mediciones y lo que se supone incluye a la "audiencia real", cosa que
no es así.
De la muestra se toman varios aspectos para su empleo que
permiten la presentación de los datos finales, al igual que hay dos tipos de
muestras, las probabilísticas y las no probabilísticas, de la primera se puede
tomar aquellas muestras que se hacen en hogares con equipos instalados, a
diferencia de las probabilidades que no tienen la demás población por el
elevado costo para la reubicación de estos aparatos.
Estas muestras son
impredecibles para cualquier medio de comunicación de ahí la relevancia de
conocer el tamaño y la composición de la audiencia; la idea es que a cuanto
mayor sea, mayor será también su representatividad en cuanto se sigan ciertos
aspectos; el volumen de la muestra no depende de volumen del universo sino de
las probabilidades con las que se manifiesta el fenómeno objeto de estudio en la población. Por lo que ha generado diferentes métodos de
estudio de orientación de la muestra, como procesos de compilación de datos
(buscando aparatos capaces de cuantificar el consumo mediático), indicadores
(acrecentados con la oleada informática), entre otros.
Este proceso evaluativo con
el tiempo ha tomado un camino comercial el cual tiene presencia en amplios
espacios frente a los estudios de medición de audiencia; aunque como resultado
no hay nada acentuado que revele una respuesta social marcada.

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